¿Cómo el coaching puede ayudar a líderes?

¿Cómo puede servir el coaching a líderes en el mundo laboral?

Antes de entrar a los lentes del coaching, empecemos por enmarcar el liderazgo de manera simple. Hay dos definiciones que creo que se complementan de buena forma. La primera es que el desarrollo del liderazgo se convierte en crecer el tamaño del mundo sobre el cual uno puede ser responsable. La segunda es que el liderazgo es aceptar la responsabilidad de crear condiciones que permitan a otros lograr un propósito compartido frente a la incertidumbre. La primera definición fue planteada por Karen y Henry Kimsey-House, la segunda por Marshall Ganz.

El liderazgo es entonces ampliar el tamaño del mundo sobre el cual somos responsables, y permitirles a otros lograr un propósito compartido en un contexto incierto. El coaching tiene elementos que pueden resultarles de mucho valor a cualquier líder en un contexto dinámico, ágil e incierto como el actual.

El coaching, para empezar, implica trabajar la presencia y escucha. Estas dos habilidades humanas son claves para el coaching como para el liderazgo, y ambas se pueden entrenar. Escuchar al otro sin la intención de saber más que él, o de arreglar inmediatamente algo, es un regalo y al mismo tiempo una oportunidad para aprender del otro.

El coaching también se caracteriza por ayudar a que la otra persona encuentre sus propias respuestas, a través de preguntas que provoquen el pensamiento. Las preguntas pueden ayudar al líder a tener más claridad sobre sus motivaciones, fortalezas y obstáculos. Algunas preguntas que podrían ayudar a un líder a encontrar mayor claridad, son:

¿Qué habilidades humanas veo, y ven otros en mí?

¿Qué tipo de líder me gustaría ser?

¿Qué está obstaculizando mi crecimiento como líder?

¿Qué puedo estar suponiendo sobre un problema con mi equipo que no es cierto?

¿Qué necesito trabajar de mí para relacionarme mejor con los demás?

¿Qué me da energía en el trabajo, y qué me drena?

Las preguntas también pueden ayudar a que el líder promueva la autonomía y acreciente la motivación de sus equipos. Muchas veces los líderes de equipo tienen un estilo más directivo, y no se dan el tiempo y espacio de plantear preguntas. En vez de sugerir soluciones, o de criticar, puede hacer preguntas que ayuden a las personas a pensar. Preguntas tan simples como “¿Qué crees que podría contribuir a solucionar el problema”, o “¿Qué te podría ayudar a hacer mejor tu trabajo?”, pueden generar respuestas que contribuyan mucho.

El coaching también implica que el cliente o coachee, como se refiere a la persona que recibe un proceso de coaching, realice acciones alineadas con sus metas y sueños. A esto se le llama accountability o responsabilidad sobre los compromisos planteados. Cerrar una conversación con preguntas como “¿Qué acciones necesitas realizar para lograr eso que te has planteado?, o ¿Cómo puedo ayudarte a que logres esas acciones” son algunas de las posibilidades.

Finalmente, el coaching desarrolla la curiosidad. Esto trasladado a un líder puede ayudarlo a entender mejor los problemas complejos del mundo actual, a preguntar para entender, en vez de suponer y asumir verdades.

El coaching tiene entonces mucho potencial tanto para ayudar a un líder a conocerse y desarrollarse con intencionalidad, claridad y estrategias, así como para vincularse con las personas de su equipo con más curiosidad, presencia y escucha que las ayude a crecer como líderes, a resolver sus problemas y a lograr sus metas.